lunes, 1 de noviembre de 2010

¡Y el tío sigue vivo!

** Aviso a navegantes: este post es polémico. Puede escocer a algunas conciencias pseudoprogresistas carentes de base histórica. Aquél que  atraviese esta línea, que lo haga por su cuenta y riesgo (qué exagerado me ha quedado, pero impone, ¿eh?) ** Y segundo aviso: este post es largo, quizás demasiado, pero es que trata un tema que me llega bastante hondo.

Leo en Monocle una anécdota moscovita que me ha dejado totalmente descolocao. El chascarrillo es el siguiente. Lugar: el Kremlin;  fecha: verano-otoño de 2010 (vamos, que no he encontrado la fecha exacta); actores: Medvedev y Zelenin –gobernador de la región de Tver-; escena: Zelenin encuentra un bicho en la ensalada que le sirven, le saca una foto con su teléfono (podéis verla más abajo) y la tuitea (es decir, la publica al mundo, a través de Internet), con el siguiente comentario: “ensalada con gusano vivo - una forma muy especial de mostrar que la ensalada es realmente fresca”.

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E inmediatamente he pensado ¡¿Pero este tío sigue vivo?! Os parecerá una tontería, pero cuando yo vine al mundo, hace 35 años, decir esto a tus amigos cercanos, en la URSS, supondría privación inmediata de libertad. Y me he acordado de lo salvajes que fueron los dirigentes políticos de este infierno. Por ejemplo, me ha venido a la memoria:

  • La Lubianka, la sede de la KGB, la checa moscovita, algo así como un “Spa del sufrimiento de cuerpos y almas”, especializada en derretir cerebros y aniquilar conciencias con sus sádicos, brutales y refinados métodos de tortura. Leed “Archipiélago Gulag”, escrito por un tío que vivió esta barbarie, si queréis ver de qué hablo. Pero aviso: puede resultar demasiado desagradable.
  • Kolimá y Vorkutá, los iconos del entramado de campos de concentración y exterminio de la URSS. Si Auschwitz os hiela la sangre, mejor no os cuento lo que pasó allí.
  • Que los judíos que huyeron de Alemania hacia el Este, al acabar la II Guerra Mundial, se encontraron con que Stalin se encargó de continuar con la política de exterminio de la raza judía que inició Hitler.
  • Que la II Guerra Mundial la ganamos “los buenos” gracias a que Stalin fue un auténtico salvaje con su pueblo: 30 millones de soviéticos (sí, sí, un tres y un cero detrás) murieron durante la contienda. ¿Razones? Pues ahí van un par de ejemplos de brutalidad: (1) La política de ni un paso atrás en Stalingrado (los oficiales tenían que disparar a sus soldados si daban la vuelta, y de veras que lo hacían). (2) O la orden dada en la batalla del Kursk (el mayor enfrentamiento de tanques de la historia) de “dirigirse en carrera desenfrenada hacia los tanques alemanes, hasta empotrarse con ellos si fuese necesario”; y de veras que lo hicieron: amasijos de tanques ardían fundidos en el campo de batalla. Preferían morir así que enfrentarse a un consejo de guerra (al que, por supuesto, no iban a llegar). (un día hablaré de esta batalla, la gran desconocida que tuvo tantísima relevancia en la II Guerra Mundial)

Y después de esta avalancha de recuerdos, me ha venido (como siempre me pasa) la consiguiente avalancha de reflexiones:

  • Mi más sincero agradecimiento a los soldados rusos que murieron. Mi más nauseabunda repulsa por cualquier dirigente soviético.
  • Mi duda razonable de si no hubiese sido mejor, para el conjunto del mundo, que Hitler hubiese ganado la II Guerra Mundial, en lugar de Stalin. Ojo: hablo del conjunto del mundo, no de España, Francia o Inglaterra. Y es que la victoria de los soviéticos les hizo amos y señores de las todas sus repúblicas, de los países satélite del Pacto de Varsovia; les permitió invertir cantidades ingentes de dinero en estimular el comunismo en Africa; inyectar armamentos e instigar guerras; desperdigar a millones de personas por toda la URSS para evitar potenciales concentraciones de disidentes de potenciales disidentes (que se lo digan a los ucranianos). Tengamos en cuenta que con Stalin, el pueblo soviético vivió mal, muy mal, todos y cada uno de los momentos de su mandato. En cambio, con Hitler, “sólo” sufrieron durante los años finales de su dictadura; y sólo una parte de la población; y en gran parte debido a las barbaridades económicas que les impusieron los aliados en Versalles (ojo, que no lo justifico, pero siendo los dos tremendas aberraciones, no puedo evitar que una me parezca menos mala que otra).
  • En línea con la reflexión anterior, mi puntito de “remordimiento de conciencia colectiva” al pensar que, para vivir un poco mejor en Europa Occidental, ha habido tantos millones de víctimas (físicas y mentales) a cargo de los regímenes comunistas, por todo el mundo.
  • Mi sorpresa y desconcierto de que todos estos datos permanezcan en el olvido; incluso en EEUU, el enemigo acérrimo de la URSS. ¿Qué extrañas fuerzas operan en la sombra, que pretenden y consiguen que la gente no sepa la verdad sobre los regímenes comunistas? No lo sé, pero tiene que haber algo, porque si no, me resulta totalmente incomprensible. No, no me entra en la cabeza que Guántanamo (que es deplorable) sea el epítome del mal, cuando es una zapatilla rusa al lado de cualquier cárcel regional soviética.
  • Que critiquemos el corredor de la muerte estadounidense (igualmente deplorable), mientras existe la opinión generalizada de que China es un dulce suflé cuyo PIB crece rápida e indefinidamente. Cuando en realidad es un régimen dictatorial brutal, con la mayor tasa de suicidio del mundo.
  • Mi estupefacción por le hecho de que en la cultura europea haya triunfado el neomarxismo de Marcuse, y que sea denigrante el reconocer a EEUU el papel que ha tenido en el siglo XX (con sus luces y sus sombras, casi como un cuadro de Caravaggio, pero con más luz que oscuridad).
  • Mi cabreo con el pueblo francés, por tener ojeriza a los americanos, quienes les salvaron de desaparecer de la faz de la tierra, como país, en dos ocasiones a lo largo de este siglo.

Como cierre, creo que el régimen económico y político de occidente debe mejorar, y mucho, para desarrollar sociedades en las que los ciudadanos vivan libres, felices y pudiendo desarrollar todo su potencial, en la que podamos sacar fotos a ensaladas con gusanos siempre que nos apetezca… Y considero que la conjunción de los modelos americano y europeo han de constituir la estructura principal sobre la que ponerse manos a la obra (eso sí, tirando muchos tabiques, levantando nuevas habitaciones y abriendo más ventanas).

Espero haberos transmitido mi convicción: que la historia del siglo XX no es tan plana, tan evidente y tan tontorrona como pretenden que creamos. Que no vale el maniqueísmo y que es sano desconcertarse al valorar el cronograma de la historia reciente.

1 comentario:

Ya sabrás quien soy... dijo...

Tienes que leerte "los judíos y el tercer Reich" de Saul Friedlander, así como los libros de Primo Levi (si esto es un hombre) para entender que de todos los genocidios que han habido en la humanidad, el holocausto contra los judíos (que no se limitó a Auschwitz, sino a años de matanzas en ciudades, bosques y otros campos igual o mas terribles como Chelmo, Belzec, Sobibor, Maidanek, etc) es un hecho único e incomparable.
Judíos (o católicos / protestantes señalados como judíos) Europeos, fueron privados de sus derechos básicos, arrancados de sus hogares, hacinados en Getos, transportados en vagones de Ganado a Polonia (desde sitios tan remotos como Grecia) y cuando ya no aguantaron el trabajo esclavo finalmente gaseados.
La unicidad del holocausto no puede ser discutida, y si no fuese por el hijo de puta de Stalin, Hitler hubiese aniquilado a todos los judíos de Europa, sin ninguna resistencia por parte de las potencias europeas (ni de Estados Unidos) y con el apoyo material de Croatas, Ucranianos y Polacos.
En Auschwitz había muchos tipos de prisioneros, pero ninguno tan deshumanizado ni con tan pocas posibilidades de sobrevivir como los judíos.
Es imposible aceptar comparaciones ni paralelismos. Es un insulto a la historia, que en ciertas cosas tiene que ser “blanca o negra” y no acepta matices.
La prensa europea, y en especial los intelectuales de izquierda (como el “gran” Saramago), buscan estos paralelismos, comprando por ejemplo el conflicto árabe – israelí (y en especial el Palestino) con las acciones de los Nazis. Esto es simplemente la expresión moderna del antiguo antisemitismo.
Como resultado, mis hijos tienen que ir a un colegio donde todos los días hay guardias armados para evitar que nos pongan una bomba, en esta España tan “plural y progresista”…