Recientemente se ha inaugurado en Dubai la torre más alta del mundo, de unos 850 m de altura. Dubai, una ciudad en la que tuve la suerte de trabajar, y que me proporcionó una experiencia multicultural inigualable. En ningún otro sitio he coincidido, en la misma reunión, con con personas de tantas procedencias y culturas.
¿Otro aspecto positivo? La marcha… La verdad es que es como un “Erasmus para trabajadores”. Está lleno de gente joven con ganas de pasárselo bien y que gana dinero.
Eso sí, arquitectónicamente todo el mundo piensa que Dubai es el no-va-más. Pues están equivocados. La gente ve las cuatro fotos chulas tomadas desde el sitio adecuado. Pero en realidad, son unos cuantos rascacielos dispersos en medio de un entorno totalmente en obras. Es una ciudad en la que es imposible dar un paseo, porque está pensada para ir en coche. Es una ciudad en la que te mueres de calor. Es una ciudad en la que, durante el día, la única diversión que puedes tener es un centro comercial. En definitiva, es una ciudad sacada de la nada que, en mi opinión, acabará de nuevo en la nada.
Echad un ojo a la foto que aparece en este artículo, una imagen de la torre recién inaugurada (un oasis en medio de un desierto, nunca mejor dicho).
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