miércoles, 26 de mayo de 2010

La tercera vía (I)

Permitidme la licencia de emplear la alternativa política de Toni Blair, “la tercera vía”, como titular para hablaros de mi entendimiento de la religión y cómo ha de evolucionar a futuro. Me centraré en la religión católica, por ser la que nos toca más de cerca.

La primera vía: en los últimos siglos, la religión ha sido afrontada a través de una única vía, la racional y ascética. Los religiosos dedicaban horas y horas a intentar comprender a Dios, analizando cuentecillos de la Biblia, estrujándose el cerebro para intentar explicar cómo funcionaba eso de la Santísima Trinidad e intentando comprender cómo era posible que el pecado original hubiese hecho que siguiésemos siendo imagen, mas no semejanza, de Dios.

Bien, como ejercicios de malabarismo metafísico no están mal. Mantienen despierta la mente, retrasan la llegada del Alzheimer y entretenían a los curas cuando su mente era asaltada por libidinosas imágenes de pecados eróticamente destilados en el confesionario.

Este enfoque iba de la mano del ascetismo. Del anularse totalmente; del despreciarse a uno mismo y a su cuerpo, castigándolo y vejándolo cuando fuese posible. Cuando, a mi juicio, lo dice bien claro “amarás al prójimo como a ti mismo”. Si no te amas a ti mismo, mal vas a poder cumplir este precepto, chavalote. Una visión totalmente negativa del cuerpo, de las emociones, de la creatividad… vamos, que borraba de un plumazo el 50% del ser humano. Un 50% que era extremadamente peligroso para la Iglesia: daba pie a herejías, atrevimientos y osadías que eran a todas luces intolerables (que se lo digan si no a San Juan de la Cruz, que estuvo tonteando con la Inquisición unas cuantas veces).

Ahora bien, este planteamiento se quedaba cortito, muy cortito. Hasta Santo Tomás de Aquino (la bestia racional del cristianismo) lo reconoció: cuentan que, después de una experiencia mística al final de su vida, el tío se preguntó algo así como “¿Y he dedicado tanto tiempo a estas chorradas? Desde mi aproximación racional nunca he sentido nada parecido a esto” (evidentemente, la cita la he modificado; pero es que sólo recuerdo la idea).

Y claro, al “macizo de la raza”, el tipo de la calle, este enfoque racional le servía de bien poco. Como consecuencia, lo confundían-sustituían con la repetición compulsiva de recetitas que calmaban su alma, como contadores de vueltas del Scalextric: “llevo 50 Ave Marías”, “he hecho ayuno todos los viernes de cuaresma”, “he cumplido toda la penitencia que me puso el cura”.

La segunda vía: por suerte, llegó el Concilio Vaticano II y trajo un soplo de aire fresco. Por fin te permitían emplear los sentimientos como una vía de aproximación a Dios. Antes, estos sentimientos eran considerados como perversas pasiones; como señores implacables que nos esclavizaban y anulaban. No, por Dios, un buen cristiano tenía que ser insensible, lógico, repetitivo y amaestrado. El Evangelio decía que “Dios es amor”; era algo que se podía decir, pero ¡ay del osado que intentase sentirlo!

Interesante, pero incompleto. Es como “a mi izquierda, con el calzón azul, el creeeyenteeee; a la derecha, con el calzón rojo, Dioooos. Veamos cómo se llevan estos dos sujetos”; claramente, no conduce a la fusión entre creador y criatura. Además, es claramente victimista: la vida es dura, esto es un valle de lágrimas, pero tengo una vía de escape para ser feliz e intentar dar sentido a mi vida: Dios me quiere… victimista, y egocéntrico para más señas (MI vida es dura; Dios ME quiere; ser feliz YO).

En cierto sentido, es verdad que esta religión es opio del pueblo: elimina de raíz el que la gente aspire a desarrollar todas sus posibilidades; a atreverse a tener una vida mejor y a mejorar el mundo; a olvidarse de uno mismo y fundirse con Dios y con el prójimo

Un enfoque religioso asociado a tres básicos acordes de guitarra enhebrados en cutres canciones parroquiales pretendidamente modernas. Y, lo más preocupante, un concepto muy excluyente: . Parroquianos que dicen “sentirse parte del mundo, pero nos reímos y despreciamos a los que no cumplen unos cuantos preceptos ñoños y sin sentido”. Parroquianos cortos de miras que juzgan al prójimo sin conocer su circunstancia; que se ríen de lo desconocido y novedoso en un acto de paletería sin igual. Que osan juzgar a la persona, en lugar del acto. Que se creen mejor que el resto. Que están convencidos de que “se salvarán”, y que los que no piensen como ellos no lo harán (¿veis aquí otra vez el enfoque egocentrista?).

Hasta aquí mi revisión a los dos conceptos del pasado. Otro día os contaré la que yo entiendo como tercera vía: un concepto de religión actualmente olvidado pero realmente valioso.

P.D. Este post va dedicado con mucho cariño a una persona a la que quiero mucho y desde hace mucho… ella sabe muy bien quién es.

sábado, 22 de mayo de 2010

Apología del videojuego

Imaginaos que un extraterrestre viene a la tierra, coge unas pelis en un videoclub y se ve "Viernes 13", "Uno de los nuestros" y "Garganta Profunda". ¿Qué conclusión sacaría? Que el cine no es un arte, sino una perversión, que sólo cuenta historias de pornografía, terror y violencia.

Pues lo mismo pasa con los videojuegos. La gente ha oído hablar de "Grand Theft Auto", "Bioshock" y "Call of Duty" y piensan que los videojuegos sólo tratan de guerra, terror fantástico, bandas callejeras, drogas y putas.

Pero se olvidan de que hay auténticas maravillas de creatividad; juegos que hacen pensar y ayudan a desarrollar habilidades; que permiten viajar a mundos fantásticos alucinantes de visitar y apasionantes de explorar; que permiten pasar un buen rato colaborando o compitiendo con amigos. Se olvidan de "Zelda"; de "Civilization"; del inocente "Mario Bros"; del macarra de "Wario"; de "Grand Turismo" o "Forza Motorsport"; de "Ratchet"; de "Final Fantasy"; de "Warcraft" y de "World of Warcraft"... y no sigo porque me pongo pesado. Son obras maestras de los videojuegos, al igual que el cine tiene sus obras maestras y a nadie se le ocurre decir lo contrario. Obras maestras divertidas, sin violencia extrema y que estimulan el intelecto.

En esta línea, estoy encantado porque dentro de nada sale en España un juego que, según las críticas, es uno de los mejores de todos los tiempos: "Super Mario Galaxy 2". Si el primero ya mostraba unos mundos preciosos, con una variedad y una diarrea de creatividad que quitaban el hipo. Con momentos de risa, y con el entrañable Mario dando vueltas por varios mundos luchando contra champiñones y enfrentándose a campos gravitatorios volubles.

Los que tengáis la Wii y tengáis niños, hacedles y haceos un favor: compradles el "Super Mario Galaxy 2" (sale el 11 de junio). Disfrutarán como locos, y alucinaréis viendo los paisajes, los escenarios y las divertidísimas situaciones.


viernes, 21 de mayo de 2010

Potente expansión la del agua

Recuerdo cuando me contaban en el cole que el hielo era un agente erosivo, porque al congelarse se dilataba en las grietas de las rocas y las rompía. Me lo creía, pero no acababa de captar la potencia que tiene el agua al expandirse.

Hasta hoy, que he visto este vídeo y me he quedado bastante alucinado. Merece la pena ver lo que puede llegar a hacer el hielo si no se le deja expandirse ese 10% adicional que ocupa en comparación con el agua. Los que tengáis chavales en edad de estudiar "ciencias del medio" y milongas de ésas, enseñádselo, porque creo que les resultará interesante.

Muertes guasonas

Hay una “mini-sección” en RNE, de Nieves Concostrina, que trata de muertes curiosas y cementerios interesantes.

Pues bien, esta señora solicitó hace tiempo a sus oyentes que le enviasen fotos de epitafios curiosos que encontrasen por la geografía española. Y acaba de publicar un libro sobre el tema.

¿Algunos epitafios divertidos? Ahí van:

  • “Cuando yo nací, todos reían y yo lloraba. Viví de al manera que cuando yo morí, todos lloraron y yo reí. D.L.A. (La marihuana es lo que tiene)”
  • “Recuerdo de tus padres que nunca te olvidan de mi esposo que me olvidó al mes de fallecida”
  • “Que conste que yo no quería”
  • “Estoy aquí en contra de mi voluntad”
  • Aquí yaces y haces bien, tú descansas, yo también”

Lo dicho, eso es tomarse la muerte con guasa, ¿no os parece?

P.D. A modo de curiosidad, parece ser que el“Perdonen que no me levante”, popularmente atribuido al epitafio de Groucho Marx es, en realidad, un mito urbano. En la tumba del Eden Memorial Park de los Angeles no está este epitafio.

jueves, 20 de mayo de 2010

Adivina, adivinanza...

Cuanto más me vacían, más peso a quien me lleva, ¿quién soy? tictac, tictac, tictac... Tachán, "LA VIDA"

Perdón por la cutre-adivinanza improvisada. Pero me parecía una forma curiosa de plantear un convencimiento que tengo desde hace tiempo: que cuanto más inactivo estás, más infeliz eres. Me lo ha recordado la siguiente postal que he visto en PostSecret (además de que 9 de cada 10 expertos en vacío vital están de acuerdo con mi tesis :p)


Por eso me resulta curioso que cuando la gente se va de vacaciones, o sueña con que le toque la lotería, dicen "voy a dedicarme a no hacer nada" o "a tocarme los huevos" (con perdón, pero es la expresión utilizada en mi encuesta :p) ¡Al contrario! Lo que hay que hacer es mantener siempre la vida llena.

El problema es que, a mucha gente, o le "llenan" la vida en el trabajo, o no saben llenársela solitos. Son las obligaciones del día a día, las tareas laborales y domésticas las que contribuyen a "quitar peso" a su vida; pero no son ellos.

Os reto a tener una vida, llena, rebosante, casi estresante en vuestro tiempo libre. Al mismo ritmo que vuestro trabajo o que vuestras tareas domésticas. Como decía un profesor mío, un sabio del que tuve la suerte de poder aprender "descansar no es dedicarse a no hacer nada; es, simplemente, cambiar de actividad".

Y después del reto va el deseo de que vuestra vida sea ligera como una pluma, por estar llena a reventar.


sábado, 15 de mayo de 2010

Payasos maltratadores

Por fin lo he encontrado (aunque no es que lo haya buscado mucho, pero vamos). He encontrado un vídeo genial que vi en "Espinete no existe" un monólogo que sin duda os recomiendo.

Pero bueno, volvamos a lo nuestro, al vídeo. No dejéis de verlo, por favor, porque no tiene desperdicio: un número circense que salió en el mítico programa de los payasos de la tele. Supuestamente, sacan un niño voluntario para un número malabarístico... a partir de ahí, cualquier acto voluntario realizado por el niño es mera coincidencia.

Divertido, sí señor. Espero que os guste. Pa' que los niños de ahora te denuncien por cualquier estupidez...


viernes, 14 de mayo de 2010

Qué (cueces) o por qué (enriqueces)

He estado viendo una conferencia en... tachán... sí, lo habéis acertado, en mi amadísima web del TED. La conferencia trataba sobre los diferentes tipos de liderazgo.

Me han llamado la atención dos tipos diferentes de liderazgo: el primero, un liderazgo basado en el "qué": el liderazgo autoritario, incomprensible, déspota y arbitrario. Es el liderazgo que practican las personas que no se creen realmente lo que predican o lideran; que sólo les importa alcanzar el "qué": acabar un proyecto (sin preguntarse ni para qué sirve); forrarse dirigiendo una empresa (sin plantearse la finalidad última, qué razón valiosa justifica que exista su compañía); o empeñarse en inculcar las normas de una religión sin ni siquiera creérsela, sin captar su esencia en profundidad (sin darse cuenta de que toda religión es como un sistema lógico, en el que bastan muy pocos axiomas para poder derivar el resto de principios morales).

Estos primeros líderes son obedecidos, pero nunca aclamados. Son oídos, pero no escuchados. Son "capataces", y no líderes. Soportados, y jamás admirados. Gestionan a sus subalternos como medios para alcanzar un fin, generalmente poco admirable (forrarse, conseguir la obediencia del rebaño o medrar parásitamente en la empresa). Suelen ser bastante poco dignos del papel que les toca desempeñar y, cuando desaparecen de su lugar, nadie les echa realmente e menos.

Los segundos, los que me molan, son los líderes del "por qué": aquellos que se mueven por un fin último, en el que creen y por el que luchan. Son los Martin Luther King; Steve Jobs; el Churchill de la II Guerra Mundial; Juan Pablo II... gente con la que, estemos de acuerdo o no con sus ideales, estaremos de acuerdo en que son carismáticos.

Ojo, he nombrado gente muy diferente: un pacifista, un CEO, un Papa, un jefe de estado que ordenó bombardeos civiles indiscriminados... y todos ellos fueron/son aclamados, escuchados, admirados (y casi adorados).

¿En qué radica esta diferencia? Pues porque ellos, en realidad, buscan un fin último y valioso. Churchill creía en el valor intrínseco de un orden mundial basado en la democracia, el eurocentrismo y el colonialismo (ojo, no lo defiendo). Steve Jobs cree en emplear su tecnología para hacer un mundo mejor (le dijo al presidente de Pepsi hace un porrón de años: "¿Tú qué quieres hacer con tu vida... vender agua azucarada o cambiar el mundo?"). De Luther King y Juan Pablo II no hace falta decir nada.

Ojalá consigamos vivir por un "por qué", por una razón última que dé sentido a nuestra existencia, y no sólo por un vulgar "qué" (ya sea un puestazo directivo, un sueldo alto o un cochazo que dé la nota) . Cuando lleguemos a ese nivel, no nos harán falta normas ni liderazgos absurdos, porque nuestro comportamiento "fluirá" de forma coherente desde esta razón última.


sábado, 8 de mayo de 2010

Jodein con la Guerra Fría

He estado escuchando una conferencia de Stanford sobre la guerra fría. Y la verdad es que me ha hecho caer en varias cosas aterradoras y desconocidas para mí. Ahí va mi mezcla de aprendizaje y pensamientos a raíz de esta conferencia (pelín deprimentes, pero bueno):

1.- El potencial destructivo de cada bomba: las bombas de Hiroshima y Nagashaki, que nos parecen tremendas, fueron de unos pocos kilotones (vamos, cada una fue el equivalente a unas 15.000 ó 20.000 toneladas de TNT). Pues bien, en los años 60 cada arma nuclear tenía un potencial de megatones... es decir, que cada una tenía un potencial de destrucción miles de veces superior al de las bombas japonesas

2.- El número de bombas: llegó un momento en el que el problema no era la producción de más bombas, sino decidir qué hacer con ellas, dónde "apuntar" cada una, de la gran cantidad que se había fabricado. De hecho, había equipos de cerebritos currando como locos por encontrar objetivos. Por supuesto, cualquier ciudad de más de 100.000 habitantes sería inmediatamente borrada del mapa en caso de apretar el botoncito.

3.- La agobiante "estrategia de turnos": se pasó de "la guerra" al "botoncito". La épica de las batallas, las estrategias a largo plazo, la planificación de desembarcos... todo eso desapareció de la jerga militar. Ahora se trataba de saber quién golpearía primero. Un único golpe, simultáneo y devastador. Como es obvio, nadie quería golpear. Pero, eso sí, en caso de golpear, tenías que ser el primero (para tener la opción, en primer lugar, de destruir los silos de misiles del oponente). Pero cualquier movimiento que diese pie al oponente a pensar que tú querías mover primero se podía interpretar como que realmente ibas a mover primero... por lo que el enemigo se daba prisa por poder mover primero. Esta agotadora carrera del "yo primer, yo primer", se podía alargar hasta el infinito (qué agotadora partida de ajedrez); o simplemente, hasta el momento en el que un dirigente de USA o la URSS no soportase más la tensión nerviosa. Lo que me lleva al siguiente punto

4.- El mundo en manos de una persona: me río de Felipe II, de Luis XIV, de Napoleón, Hitler y sus similares (no por su destrucción real, sino por su capacidad de destruccón). El presidente de USA iba todo el día con un tío al lado, con un maletín, en el que era suficiente con introducir los códigos nucleares para que ZAS, todo saltase por los aires. No quiero ni pensar cómo sería esto en la URSS, donde el régimen era mucho más dictatorial. Basta con ver la película de "13 días" para darse cuenta de esta tremenda responsabilidad en la crisis de los misiles de Cuba. Menuda rayada debe ser eso de saber que, en cualquier momento, está en tus manos armar la gorda, ¿no?

5.- Europa, el continente más inseguro: durante unas cuantas décadas, Europa ha sido el continente más plagado de armamento nuclear. Con tensiones directas entre USA y URSS. Ahora estamos tan tranquilos, pero hace nada esto era una olla a presión.

6.- Ahora, el honor de lugar más inseguro recae en el subcontinente indio. Si Ghandi levantara la cabeza y descubriese que la mayor tensión nuclear del planeta de da entre la India y Pakistan, la división del país que él quiso crear en base a la paz y la concordia... Por cierto, que desde mi punto de vista, esta es una razón crítica de la relevancia geopolítica que tienen Irak e Irán. No sólo por el petróleo, sino por estar cerca de este conflicto. Más, teniendo en cuenta que Rusia y China tienen acceso inmediato, desde un punto de vista estratégico, es lógico que Occidente quiera tener también su "cuota de control" en el conflicto. Ojo, no lo estoy justificando, sólo estoy comentándolo.

Ale, disfruten ustedes de su existencia... mientras el armamento nuclear nos lo permita :p.


jueves, 6 de mayo de 2010

Hermanos y hermanastros

Sí, en mi casa somos nueve hermanos. Sí, soy el pequeño. No, no soy el mimado. Sí, soy el más guapo.

Peeero resulta que los nueve somos de dos "camadas" (como me gusta decir a mí, aunque suene un poco ganadero): los 4 primeros y los 5 últimos compartimos padre pero no madre.

Pues bien, estoy hasta el moño de oír a la gente decir "o sea que entonces tienes 4 hermanastros". Me sienta mal oír esto, entre otras razones porque la palabra no ya es que sugiera que con ellos tengo una relación menos intensa, sino que además me suena bastante despectivo (quizás condicionado por las hermanastras malas malísimas del la Cenicienta).

Mis padres siempre me habían dicho que pasase de esos comentarios, que claro que éramos hermanos. Que no hiciese caso de las tonterías. Pero me sonaba un poco a consuelo piadoso para con el benjamín de la familia.

Pero hoy, por fin, la enseñanza de mis padres se ha visto confirmada por alguien imparcial. Porque hoy, en "Hablando en Plata" (de RNE, os recomiendo que os suscribáis a su podcast de iTunes) han explicado, matizado y diferenciado el significado de estas palabras. Y resulta que la regla está bien clara: para calificar a alguien de hermano no hace falta compartir los dos progenitores, sino que es bastante con compartir uno. Así pues, hermanastros son los que no tienen nada de sangre en común.

Así que ¡yuju! Oficialmente, desde el día de hoy, la RAE me confirma que soy hermano de mis hermanos. Venid a mí, hermanotes, dadme un abrazo :p. Que conste que, chorradas semánticas aparte, todos nos hemos considerado siempre muy hermanos, sin más diferencias que mi sobresalientes belleza e inteligencia.

Ah, y en materia de follones familiares, os anticipo que estoy leyendo la Biblia... y resulta que Abrahán era hermano de Sara, su mujer (no recuerdo bien si hermano de madre, o hermano de padre, pero era hermano). Preparaos para ir leyendo batallitas de la Biblia, que son la mar de divertidas.

Ale, que tengan ustedes un buen viernes.


lunes, 3 de mayo de 2010

Me enerva enervar… ¿o es al revés?

¿Puede una palabra significar a la vez una cosa y su opuesta? ¿Puede una palabra ser su antónimo? Eso sería como afirmar que el 1 es, a la vez, el –1. En términos matemáticos, esto parecería una tomadura de pelo.

Pues en términos lingüísticos parece que todo vale. Al menos, en lo que se refiere a una palabra que me toca las narices: “enervar”.

Por lo general, la gente piensa que esta palabra significa “poner nervioso”. Pues resulta que el significado originario es justo el contrario: “quitar las fuerzas, debilitar”… o sea, justo lo opuesto a lo que piensa el común de los mortales.

Hasta aquí todo bien: la gente usa mal una palabra que significa lo opuesto. Vale, otra patada más al diccionario. Peeeeero, llega la RAE y pasa por el aro: enervar también significa “poner nervioso” (aunque en su tercera y última acepción, lo que implica que es la menos adecuada).

Lo dicho: enervar, un significado y su opuesto. Y en el medio estoy yo, desconcertado por esta paradoja.

Y esto viene al caso porque en estas fechas viene la maldita astenia primaveral, que me deja con el nivel metabólico de un oso en hibernación. Y me enerva (pone nervioso) este enervamiento (situación de quedarme sin fuerzas).

domingo, 2 de mayo de 2010

Viajes en solitario

Ayer hablaba con una amiga de la sensación de libertad que proporciona viajar solo. Bastantes de vosotros ya sabréis que me he hecho algún que otro viaje solo: mochileo por Sudamérica, un tramo del Camino de Santiago, alguna que otra escapada de 5-6 días...
Alguno de vosotros ya debéis estar hartos de que os cuente las maravillas y aventuritas de estos viajes, de lo bien que sientan y la "revolución interior" que han supuesto para mí.
Así que me he puesto a reflexionar por qué me han resultado tan especiales estas escapadas, y he llegado a las siguientes razones:
  • Por la independencia: no dependes de nadie a la hora de decidir qué hacer, dónde ir, o a qué hora levantarte. Simplemente, eres el amo y señor de tus decisiones. Pero no es una independencia egoísta, sino que muchas veces la empleas en "unirte" a alguien algún tramo del viaje. Y si no, que se lo digan a los que han hecho el Camino con un "compañero de Camino", la unión tan especial que se fragua con esa persona.
  • Por la aventura: en una vida bastante estrecha, relativamente monótona, con poco "margen de locura" y menos oportunidades de improvisación... viene bien encontrarse con que tu vida es un lienzo en blanco que debes rellenar a base temas desconocidos, en sitios insospechados y con acompañantes inesperados.
  • Por volver a la esencia: en estos viajes te encuentras con mucha gente que está buscando, que se está planteando cosas importantes en su vida. Descubres que no eres un "rarito" por hacerte preguntas seria... y además descubres que la gente, en el fondo, está ansiosa por se útil (en el sentido más profundo de la palabra: por poder ayudar a los demás). Y es que, por lo general, en el ambiente mochilero de los albergues hay un espíritu de hermandad que, por desgracia, sorprende cuando lo encuentras.
  • Por tomar distancia: ves los problemas desde lejos, desde fuera del bosque, y te das cuenta de que, los problemas que nos parecen inmensos e irresolubles en la vida cotidiana no son ni lo uno ni lo otro
  • Por desarrollar tu "lado luminoso", cual caballero Jedi. Muchas veces te pones a prueba, te enfrentas a situaciones que no te crees capaz de resolver y ves que sí, que puedes con ellas (no te quedan más narices, claro). Poco a poco, te entra una sensación de fuerza, de autoconfianza, que es alucinante.
En definitiva, por demasiadas cosas imposibles de explicar sin haberlas vivido. Espero, al menos, haberos animado a probar un poquito la experiencia, aunque sólo sean 4 días, y despertaros el gusanillo de este tipo de "reencuentros".
Ahí va una postal que he visto hoy en PostSecret con la que me he sentido totalmente identificado.