domingo, 20 de junio de 2010

¿Es bonito? ¿O es triste?

Hoy se celebra el día del Padre en los estates. Acabo de mirar en Wikipedia y he descubierto que es el tercer domingo de junio: no son masocas ni nada estos yanquis, que no se dan ningún día de respiro y, cuando se lo dan, es siempre lunes o viernes, sin posibilidad de apañarse un puente como Dios manda.

Como os imaginaréis, todo el mundo ha sacado el "especial día del padre"... como aquí en España, pero a lo bestia. Entre otros, Google ha sacado este especial. Y lo ha hecho con una historia de Google Search (un vídeo que pretende contar una historia, como ya hicieron con una pieza genial en el intermedio de la Superbowl y que ya pudisteis ver en este blog).

Pues ahí va lo que han hecho estos tipos. Pretende ser un homenaje al padre viajero-yuppi-currante, con el difícil equilibrio de vida personal y profesional. A mí, sinceramente, me parece que nos hemos vuelto locos. Que esto no debería parecernos "preciosíssimo de la muerte", sino que es muy triste.¿Es realmente imprescindible este ritmo de locura? ¿Quién lo ha instaurado? ¿Quién tiene interés en que sigamos así? ¿Quién pretende hacernos creer que leer un cuento por Internet se parece, siquiera por asomo, al beso en la frente de buenas noches?

Como algunos sabréis, hace no mucho me tomé un sabático. Venía de un ritmo como el que cuenta el vídeo. Y, una vez en el sabático, viendo el partido desde la grada, siempre pensaba lo mismo: "¿dónde van con tanta prisa?" "¿No se dan cuenta de que no son imprescindibles, ni lo serán nunca?" Es como si tuviésemos miedo a pararnos a pensar, porque si lo hiciésemos, descubriríamos el absurdo en el que vivimos (en algunos aspectos, ojo, que en otros temas estoy encantado con el mundo en el que me ha tocado vivir).

Como algunos sabréis, hace no mucho me tomé un sabático. Venía de un ritmo como el que cuenta el vídeo. Y, una vez en el sabático, viendo el partido desde la grada, siempre pensaba lo mismo: "¿dónde van con tanta prisa?" "¿No se dan cuenta de que no son imprescindibles, ni lo serán nunca?" Es como si tuviésemos miedo a pararnos a pensar, porque si lo hiciésemos, descubriríamos el absurdo en el que vivimos (en algunos aspectos, ojo, que en otros temas estoy encantado con el mundo en el que me ha tocado vivir).







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