Esta ilusión óptica, parece ser, tiene locos a los neurólogos. No consiguen explicar a qué se debe. Por lo visto, sólo pasa con máscaras… ¿Se deberá a que nuestro cerebro procesa de forma totalmente diferente las caras y otros objetos? Yo apuesto a que sí. Hagan juego, señores
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