¿Puede una palabra significar a la vez una cosa y su opuesta? ¿Puede una palabra ser su antónimo? Eso sería como afirmar que el 1 es, a la vez, el –1. En términos matemáticos, esto parecería una tomadura de pelo.
Pues en términos lingüísticos parece que todo vale. Al menos, en lo que se refiere a una palabra que me toca las narices: “enervar”.
Por lo general, la gente piensa que esta palabra significa “poner nervioso”. Pues resulta que el significado originario es justo el contrario: “quitar las fuerzas, debilitar”… o sea, justo lo opuesto a lo que piensa el común de los mortales.
Hasta aquí todo bien: la gente usa mal una palabra que significa lo opuesto. Vale, otra patada más al diccionario. Peeeeero, llega la RAE y pasa por el aro: enervar también significa “poner nervioso” (aunque en su tercera y última acepción, lo que implica que es la menos adecuada).
Lo dicho: enervar, un significado y su opuesto. Y en el medio estoy yo, desconcertado por esta paradoja.
Y esto viene al caso porque en estas fechas viene la maldita astenia primaveral, que me deja con el nivel metabólico de un oso en hibernación. Y me enerva (pone nervioso) este enervamiento (situación de quedarme sin fuerzas).
2 comentarios:
yo me enervo, tu te enervas, el se enerva, nosotros nos enervamos, vosotros te enervais, ellos se enervan... tu me enervas!! jaja
El caso es siempre echarle la culpa al tiemo ¿no?...
Publicar un comentario