viernes, 19 de marzo de 2010

De propietario a prisionero

Vienes al mundo. Y eres un ser diminuto; pero, en realidad, eres el propietario de un gran palacio lleno de habitaciones, recovecos y sorpresas. Y tu auténtico deber en la vida es explorar ese palacio, disfrutarlo, mejorarlo y ampliarlo… e invitar a los que te rodean a que disfruten de tu mansión. E irte a la mansión de la gente que te rodea, compartir sus alegrías y sus penas y ayudarles a conformar su mansión. En definitiva, tu auténtico deber es crear tu vida, ampliar las posibilidades del tiempo que te ha sido dado.

Pero vas creciendo. Y resulta que tienes que tomarte 250ml de papilla de cereales en cada comida; y tú no lo entiendes porque, claro está, nuestro instinto no sabe de ml ni de horas fijas. Y te empiezan a reprimir tu espontaneidad: tienes que callarte cuando quieres hablar, aunque sea alto tremendamente interesante que te escuece en el pecho si no lo dices. Y que no puedes saltar en los charcos, porque hay que lavar la ropa (¿la ropa? ¿Lavarla? ¿Plancharla? ¿Qué tiene esto que ver con todas las cosas interesantes que tengo por crear?)

Y te haces un poquito más mayor. Vas al cole. Y te tienes que meter en la fila del patio. Y estudias algo que llaman historia: una retahíla de fechas y batallas; pero no te animan a imaginar cómo debía ser la vida en el pasado; y se les olvida que fantasees con qué pasaría si fulanito de tal no hubiese ganado nosécuál batalla. Y te cuentan “versiones” artificiales: Los moros invadieron España, pero no los visigodos (juas, juas, me parto, menuda chorrada supina, pero claro, como tienen una diferencia tan "esencial” como la religión que practican… por cierto, los primeros visigodos eran herejes según la Iglesia Católica, porque eran arrianos, pero claro, eso se obvia porque no conviene). Ains, que ya te están achicando tu mansión, con lo grande que era hace tan sólo unos añitos.

Y llegas a la adolescencia. Y los genios del marketing te fuerzan a pasar por el aro de gilipolleces en el vestir y estupideces en el hablar. Y empiezas a discrepar con convencionalismos que no tienen ningún sentido: ¿Por qué los actos importantes tienen que ser tan aburridos? ¿Qué manía tiene la gente con destrozar la bondad de la sana diversión? Y es la edad en la que te descubres. En la que intentas ver tus puntos fuertes, tus áreas de mejora, y cómo encajas en los criterios establecidos por la sociedad. Y los que te rodean sólo te dice lo que haces mal, nunca lo bueno… eso sería despertar el vicio malo-malísssimo de la soberbia (otro juas, como si la falsa humildad que pretenden inculcarnos no fuese un vicio tremendo; y como si no estuviésemos llamados a tener un conocimiento realista de nosotros mismos para poder dar el máximo de nosotros al mundo y a la sociedad).

Y acabas el colegio. Y toooodas esas horas que has pasado en el pupitre no te han servido para aprender nada, absolutamente nada, que sirva para algo en la vida (para otro día dejo mis disgresiones sobre el enfoque de la educación universal, que le tengo unas ganas…)

Y llegas a la Universidad. Y resulta que te fuerzan a deglutir datos, como si tu cerebro fuese un hígado con futuro de paté. Diseñan seres enciclopédicos, pero eso de las personas con capacidad de decisión ni se les pasa por la cabeza. Es la época en la que recuerdas y valoras la mansión infantil… e intentas recuperarla, pero la sociedad sigue empeñándose en que no lo consigas

Y empiezas a trabajar. Y hay que hacer las cosas porque las dice el jefe, aunque tengas clarísimo que es una estupidez supina. Y descubres lo que es la jerarquía en su máxima expresión: o bien un sistema para ganar batallas; o bien un sistema que se inventaron los mediocres para no ser aplastados por la evidencia.

Y conoces a tu novia, y piensas en casarte. Pero claaaaaro, hay que hacer un bodorrio, porque lo dice la sociedad. Da lo mismo que el hecho de preparar la ceremonia despierte unas tensiones bestiales con tu pareja. No, hay que hacerlo, porque lo dice “el sistema”. Ains, de la mansión, a estas alturas, tan sólo te queda un cuartucho mal ventilado… que, además, no puedes ampliar, y hasta te da vergüenza que alguien venga a visitarlo.

Y te compras una casa. Y no te das cuenta de que eso de hipotecarte cercena de raíz cualquier posibilidad de explorar aquellas infiniiiiiiitas posibilidades que tenías cuando viniste al mundo. Que ahora vives, materialmente, en una casa de 4 habitaciones; pero, en realidad, estás en una celda a la que no llega el sol. Y que hace 35 años estabas en una cuna enana; pero, en realidad, vivías en un mundo impresionantemente grande, no apto para agorafóbicos.

¿Lo más curioso? Que luego tienes niños. Y les haces pasar por el aro de lo que te hicieron pasar a ti. Sin pararte a reflexionar. No, el proceso de moldeado del sistema está muy bien diseñado: a la vez que te malea, te convierte en molde a su vez. Y perpetúas el error. Maldito Leviatán, por encima de las personas en lugar de estar a su servicio.

Y sólo te das cuenta del error cuando éste ya no tiene marcha atrás. Cuando eres abuelo. Cuando te das cuenta del tremendo potencial que tenías “en la otra orilla” del mar de tu vida. E intentas por todos los medios que tus nietos no cometan ese error. Les animas a equivocarse, a ser ellos mismos. Te saltas las normas, y les das chucherías o dinero a escondidas de sus padres. Y les animas a descubrir el placer de reírse de sí mismos. En resumen: descubres todas esas normas externas que te han impedido ser tú. Te dan ganas de decírselo al mundo a voz en grito, pero la gente se reiría de ti. Por eso se lo transmites a los niños, los únicos que te pueden comprender porque todavía no llevan las orejeras que impone la sociedad. Es como el cuento del rey desnudo… y sólo los ancianos y los niños tienen el valor de decir lo obvio.

Y Dios, que está ahí arriba, se retuerce y rechina los dientes al ver que los hombres no caen en la cuenta. Que no caen en la cuenta de que él los ha creado a su imagen: los ha creado como seres con capacidad de crear. Y que están olvidando lo que realmente les haría felices, y que además es su gran deber: crear algo valioso con sus vidas; explorar las posibilidades del niño, y multiplicarlas por cien; crear felicidad a su alrededor; crear, en definitiva, un mundo más amplio en el que vivir.

¿Y tú? ¿También vives con orejeras? ¿Quieres seguir llevándolas? ¿Quieres que tus hijos tengan que pasar toda una vida para darse cuenta de que van con una venda en los ojos? ¿No te interesa aprovechar todas tus posibilidades? ¿Y que las aproveche la gente que te rodea? Si este post sirve para hacerte pensar un poquito, me doy por satisfecho, porque te he contado  algo en lo que creo profundamente.

P.D. Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de unas normas sociales que permitan la convivencia. El problema es que las normas actuales son, en muchos casos, mucho más numerosas que las necesarias para asegurar la convivencia; y, en muchos casos, a pesar de ser muchas, ni siquiera son las necesarias para permitir la convivencia.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Aqui estamos! Por fin te encontre. Me gusta mucho tu blog, y en particular me gusta mucho este post... y si, estoy de acuerdo contigo, pero no sabes (bueno, creo que si lo sabes) lo dificil que es ir "contracorriente". Yo lo he hecho en algunos casos y la verdad es que me ha ido bien, pero siempre hay que aguantar que alguien te de su opinion, anque no se la hayas pedido...
Lo peor es que cuando te propones que tus hijos sean todo lo libres que puedan, te da miedo que se enfrenten al rechazo y hay muchas tentaciones de encajonarles, queriendo protegerles. Porque la verdad es que ningun padre sano pretende que sus hijos sean desgraciados, pero muchas veces nos equivocamos, porque no nos paramos a mirar quienes son y acompañarles en su camino, sino que queremos trazarles el camino que nosotros creemos que es mejor... Es tan dificil! Esperemos que abriendo un poco la mente podamos ayudarles a ser felices... que al menos eso es lo que yo quiero para mis niñas, independientemente de si cumplen o no mis expectativas o las de la sociedad!!!! Un beso Barry!!!
Isa

Sir Barry dijo...

Sí, ya sé que es difícil. Y que no puedo venir a dar clases a nadie, ni es lo que intento.

Mis posts suelen tender bastante a la caricatura, porque quiero ayudar a abrir los ojos, y en muchas ocasiones la mejor forma de hacerlo es mediante la exageración.

Quizá, esta visión tan exagerada sirva para hacer pequeños cambios... si consiguiese eso, sería fantástico.

Mi objetivo es la "utopía realista". Es decir, intentar llegar a lo imposible, pero siempre siguiendo caminos posibles.

Un beso, y muchas gracias por el comentario, Isa.

Pablo

irinuca dijo...

Puede que mi opinión no llegue a coincidir al 100% con la tuya. Y me explico: la sociedad impone, es verdad y el sistema nos acapara más de lo que nos gustaría la mayoría de las veces. Pero aquellas veces que la situación nos conviene, como que nos da igual que sigamos la corriente. Y pienso en todas las campañas de Navidad, de las que la mayoría de mis conocidos se quejan, pero no dejan de comprar compulsivamente en rebajas...como si el consumismo sabe de temporadas. Luego pienso en toda la gente que se ha comprado un piso, como bien decías, cuando en realidad ni es más rentable y puede que sea más estresante que vivir de alquiler. Pero hay que seguir la corriente y TENER ALGO TUYO en esta vida. Cuando en realidad es todo mentira, es del banco. Luego, a la hora de tener hijos, los vamos metiendo en los mejores colegios( si podemos) porque habrá que seguir la corriente( la tía Pepa también lo hizo con sus hijos y mira el primo lo bien que se ha situado, es médico)y aunque la política del colegio vaya en contra de nuestros principios..., qué más da, '' es por los niños''. Mis ejemplos podrían seguir. La conclusión es otra: la sociedad impone, SÍ, pero nosotros somos libres CASI siempre de elegir seguir esa corriente. Y si nos quejamos es más por vicio que por otra cosa, porque nunca nos quejamos de las cosas que nos convienen de todo lo que el dichoso sistema imponga. Ahí queda eso!

PD: que yo sepa, JAMÁS la sociedad ha llegado a influir la creatividad de las mentes geniales, y eso que todas las grandes valores de la cultura universal habrán tenido sus SISTEMAS como fondo.

Anónimo dijo...

Hola a todos! Barry buen post de debate. :-D. Es el debate diario que tengo con el entorno y conmigo misma desde hace mil años...
Para mi lo fundamental de esto, es que la vida es muy corta y la mayoría de la gente no se dá cuenta de todo esto que comentáis, hasta que llega a un punto de no retorno. Y en ese punto se dá cuenta que "vivió todo lo que se debía vivir pero no lo que realmente quiso vivir".
Irinuca, es cierto lo que dices de que la sociedad expone y tu eliges, pero el problema es que el poder de decisión lo tienes una vez que ya te han adiestrado cual borrego y a ese punto, ya no sabes si siempre fuiste borrego o antes de borrego fuiste gaviota. A ver, me explico.... Hace un tiempo, uno de mis sobrinos vino a casa, y me pidió pinturas y un cuaderno para pintar, yo le di un lienzo más grande que él y pinturas para que pintara con las manos, es decir le dí toda la libertad que pude para que se explayara. El estaba encantado con la libertad que yo le había concedido... pero cuando acabó y me mostró su dibujo....mi gozo en un pozo!! me dejó chafada.... no porque el dibujo fuera feo, sino porque a sus 4 años ya le estaban adiestrando la creatividad de su cabecita. Había pasado radicalmente de lo abstracto e imaginativo a lo social y convencionalmente perfecto. Me pintó un paisaje; una casita con techo rojo, un árbol con la copa verde y el tronco marrón, un sol amarillo y un cielo azul... todos los colores "social y convencionalmente correctos..." ahhhhh. Tan pequeño y ya le cortan las alas de su creatividad y su modo de ver las cosas, para que sean convencionalmente aptas para la sociedad??? Porque la copa de un árbol debe ser verde y no rosa (como los almendros),naranjas o amarillo...
Porque el techo de la casa debía ser rojo y no blanco, azul,o verde...? porque el sol es amarillo, cuando también es naranja, o incluso verde cuando se termina de fundir en el mar...

Lo que quiero decir con esto es que si te adiestran desde pequeño a seguir al rebaño... o tienes una parte idealista y aventurera muy fuerte y un par de "", para elegir tu propio camino muchas veces en la máxima soledad y enfrentada al mundo....o terminas pintando tu vida del color que quiere la sociedad, porque tu poder de elección te lo dieron muy tarde..

Un beso a todos!

Pi