lunes, 8 de marzo de 2010

Estadística y verdad

Llevo toda mi (breve pero intensa) carrera profesional manejando datos. Números arriba; estadísticas abajo; excel de gastos; simulaciones de ingresos; descuentos de flujos de caja; penetraciones de servicios; cuotas de mercado.

Y lo que más valoraban los clientes de mi trabajo era la capacidad de analizar estos datos para extraer conclusiones más allá de lo evidente. De convertir una serie de datos fría y tontorrona en una conclusión con implicaciones reales para la operativa de un negocio; en definitiva, de responder a temida pregunta del cliente de "¿pa’ qué coño me sirven estos datos?”

Al principio, iluso y jovenzuelo, creía en la objetividad unívoca de los datos. Más adelante, descubrí que correlación no es lo mismo que causalidad. Un pasito más adelante, y comprendí que algunos datos podían tener doble interpretación… hasta que capté la dura realidad: que, si sabes manejar la coctelera, los datos pueden decir lo que tú quieras. Por eso me ha hecho mucha gracia la frase que he encontrado en Microsiervos:

“Si torturas los datos lo bastante, éstos confesarán cualquier cosa”.

Eso sí, reconozco que sigo viendo una única interpretación válida en mis análisis: la que, tras marear mucho la mezcla, me parece más sólida y convincente. Pero eso no impide que, a veces, haya tenido que mostrar otras interpretaciones de los datos. Interpretaciones lógicamente válidas, quizás… pero que yo no me creía, aunque sí conseguía que las creyese el cliente.

Moraleja: no hagáis caso a las conclusiones que otros os proporcionen. Observad la realidad, analizadla de primera mano y extraed vuestras propias interpretaciones, lo que para vosotros se aproxime más a “la verdad”… en general. En todo. En la vida. Sin miedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tarea difícil la de tomar nuestras propias decisiones en función de nuestras propias conclusiones! Para mí son la inseguridad y el miedo lo que dificultan enormemente la hazaña. Siempre uno desconfía de lo que siente o quiere y tiene la tentación de hacer que sea otro el que resuelva la ecuación. Pero el otro no es uno y se corre el riesgo de tomar caminos no elegidos por nosotros con la insatisfacción que eso puede llegar a generar. Para poder analizar la realidad creo que no sólo hay que observarla sino hay que atreverse a vivirla y experimentarla, creo que es sólo así como uno puede decidir desde uno y no desde otros...