lunes, 12 de abril de 2010

Bienes, servicios... e información

Oigo en un podcast de "Investigación y Ciencia" la teoría de un tipo que dice que los seres humanos podemos hacer tres tipos de transacciones: bienes, servicios e información. Nunca había pensado en incluir aquí la información, pero la verdad es que tiene todo el sentido del mundo.

Dice este tipo, además, que cuanto más "tangible" es una de estas transacciones, más natural nos parece ponerle un precio y una propiedad privada. Es decir, que nos parece muy natural decir "éste diamante es de María", pero decir "estos datos".

Esta cosa, que puede parecer una perogrullada, me ha suscitado un par de reflexiones:

1.- Al convertir los discos (un producto) en mp3 (información pura y dura), hemos perdido la capacidad de valorarla. Por tanto, no sentimos que "pertenezca" a nadie, y tenemos menos reparos en piratearla. De ahí que tantos negocios que viven de la información se blinden con tantos contratos de confidencialidad... e incluso que cobren cantidades ordinarias de dinero (para "revalorizar" la información, como les puede pasar a las consultoras estratégicas y las cantidades ordinarias de dinero que cobran por los proyectos

2.- Esta me mola más: a lo mejor, el concepto de propiedad privada no es tan innato como creemos. Sí, hay cierta tendencia a considerar las cosas "más de uno que de otro" (como les pasa a muchos niños), pero sin el concepto de exclusividad que tenemos desde el derecho romano. Cuando el hombre dejó de recolectar bayas y cazar cervatillos, y se puso a cultivar y a pastorear, surgieron los primeros conflictos. Y los que tenían el poder establecido decidieron que había que controlar el tema, porque si no, perdían todo su poder económico. Y se inventaron el concepto "exclusivista" de propiedad privada, no un concepto más difuso. Luego, vinieron los servicios, y ahora la información. Estoy plenamente convencido de que el hombre, por naturaleza, no es tan egoísta como el hombre actual... es, simplemente, que nos hemos inculcado a lo bestia un concepto antinatural de propiedad privada.

Un concepto de propiedad privada que, por otra parte, ha venido muy bien al desarrollo económico, pero no tanto al de las personas. Un concepto que, en muchas ocasiones, nos hace exclavos de las cosas, y no propietarios de ellas.

Y vosotros, ¿qué pensáis? Los que tenéis niños, venga, mojaos. Vale que vuestros hijos dicen "esto es mío", pero también es verdad que al final comparten las cosas sin ningún problema, y por lo general se van al columpio despreocupándose de si pepito le coge el cubo y la pala. A eso me refiero con el concepto difuso de propiedad privada.


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